Coast scene with town on a cliff and ship - Alexander Cozens |
Contra furiosos vientos, valiéndose
de las paredes, de los barandales
del hábito, para sostenerse.
Sueño, rey de la selva.
Ráfagas crueles de lucidez.
Válvula, bomba de corazón, portazo.
Ramas llevadas por la tempestad: secretarias
en vilo, por la tromba de un elevador.
El rictus del ahogo en este limbo de la morgue,
en esta lata de sirenas à la crème du Barry.
El tiempo suspendido,
mientras no se demuestre lo contrario.
A las puertas del cielo había un reloj
dando la comunión.
Despedida
A punto de morir,
vuelvo para decirte no sé qué
de las horas felices.
Contra la corriente.
No sé si lucho para no alejarme
de la conversación en tus orillas
o para restregarme en el placer
de ir y venir del fin del mundo.
¿En qué momento pasa de la página al limbo,
creyendo aún leer, el que dormita?
La corza en tierra salta para ser perseguida
vuelvo para decirte no sé qué
de las horas felices.
Contra la corriente.
No sé si lucho para no alejarme
de la conversación en tus orillas
o para restregarme en el placer
de ir y venir del fin del mundo.
¿En qué momento pasa de la página al limbo,
creyendo aún leer, el que dormita?
La corza en tierra salta para ser perseguida
hasta el fondo del mar por el delfín,
que nada y se anonada, que se sumerge
A blasted tree in a landscape, c. 1780 - Alexander Cozens |
Fray Luis
La urgencia y qué, sumergida en el sueño,
tantos años después. La casa a
oscuras
por el camino al baño.
Claridad
de versos olvidados. Claridad
de fragmentos de luna entre las ramas,
como una extraña cita de memoria,
acudiendo de siglos, esperándome
en la ventana, recobrando la forma
de un soneto que vuelve en el ramaje
sonámbulo de versos, tantos años después.
como una extraña cita de memoria,
acudiendo de siglos, esperándome
en la ventana, recobrando la forma
de un soneto que vuelve en el ramaje
sonámbulo de versos, tantos años después.
La urgencia y qué mueve la luna,
la memoria,
la vejiga en las sombras
Agua rizada
Landscape with Fir Trees - Alexander Cozens |
no hay prisa ni presión. El espacio
crece de espacio
como un álamo.
En el espejo está la eternidad
que se queda mirada.
Cuando, por fin,dichosa parpadea,
el tiempo nace como interrupción.
El tiempo. la costilla de Narciso,
es una astilla de la eternidad,
espejo roto de Eco en Eco.
El tiempo irrumpe cuando ya no hay tiempo.
Te amo, eternidad
fugitiva. Dichosa interrupción: detente.
Gabriel Zaid
De: Sonetos en prosa
Dentro de: Sonetos y Canciones, Ediciones El Tucán de Virginia, México 2011