......................................................................................................................................Quiet sea with steamer, Emil Nolde
La cifra. El número. La cantidad.
El número, tal vez. La cantidad
que las hojas de un árbol trasladan al presente
de colores antiguos,
de matices previstos o anunciados
ya en los jardines de la infancia. El nombre
que no tienen los árboles ahora,
que sin ser es también el de los pájaros
y yo digo lo mismo que hace mucho:
me recuerdo.
Que sin ser es también el de la savia,
el de las hojas.
(El segundo anterior, el minuto que no puede
...............terminar
sin el repaso inútil de los daños,
sin el temido complimiento de la esfera,
no vuelve con palabras.
.........................................Sin palabras,
¿podría volver? No pido que regrese;
pido que pueda regresar,
que pueda un día.)
Jardines de la infancia
que no habrán sido, ahí, jardines
bajo un cielo que no era del pasado.
De tener nombre,
lo tienen sólo ahora.
Y no lo tienen, porque tampoco tienen cifra.
Yo digo que son muchos.
El cumplimiento de la esfera
lo anuncian para ellos cuántos pájaros,
dónde: migratorios,
que son árboles vistos desde arriba
y no vistos: oídos
como alientos.
No pido que regresen;
no el mar, sino el ruido del mar.
Un solo pez que brame sin oírse.
Luis Vicente de Aguinaga
De:Reducido a polvo, Ed. Joaquín Mortiz, 2004 México