Tiempo estático, 1979 - Carlos Mérida
A E., por conservar
una copia de la llave
una copia de la llave
Ella, desatada, me habla sin pudor
del furor y del castigo de la falta de sexo
y yo, mientras tanto, pensando en mi infierno
y en sus ángeles guardianes custodiando
sus cuatro esquinas, mi jaula y sus accesos.
Le digo, sin venir a cuento: Escucha, preciosa,
sabes que un día de otoño lo tiene cualquiera.
Y ella me dice: No olvides poner sal y aceite en
la lista de la compra. Y yo destapo el bolígrafo
y escribo lo que ordena, con letra de médico.
Nunca vas a escribirme un poema de amor,
ella reclama. Y puede que tenga algo de razón.
Le digo que el amor no es algo que quepa dentro
de una lata. Ella se para y me escruta. Las cajas de
recuerdos no son más que proyectos de ataúdes.
Y en eso convenimos. Y también en el paté y las
hierbas provenzales. Y en que la falta de carne nos
hace sentir más solos, más condenados y absurdos
en este cuadrilátero invisible, que suele resurgir
cada invierno, con el olor de la pascua y el azufre.
Hugo Izarra
ruinas incompletas de hugo izarra
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