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miércoles, 28 de julio de 2010

Contracanto III

Night cafe, 1972 - Brett Whiteley

Tomamos café y hablamos de ese país,
del árido paisaje de sangre,
del largo temor de siglos,
de las tribus,
de los mayores
y la miseria de su noche.

Tomamos café
mientras esperamos la respuesta de los hados,
mientras Eurípilo consulta al oráculo de Febo
y ardemos en ansias de saber,
de interpretar la furia de los dioses,
la cólera que nos impide el regreso.

Tomamos café
mientras ocultan la muerte de Franz Ferdinand
y en el Volga cantan los insurrectos,
mientras Tiresias toma una taza de té
frente a la vidriera del Croissant
y nos dice:
Con sangre aplacaron a los vientos
al tiempo en que arribaron
a la costa troyana por vez primera.
Es fuerza que con sangre
demanden el regreso.

Hablamos de la desobediencia civil,
de los muertos que florecen en las calles,
de los caminos baldíos de las revoluciones,
mientras esperamos al Granma,
mientras esperamos la nave
que nos dicte los días del futuro.

Tomamos el café
mientras Stalingrado cuenta a sus muertos,
y Madrid se estremece en ruinas
entre el humo y la conmoción,
mientras los milicianos
gritan consignas y nos cuentan su derrota,
mientras Febo llega a nuestra mesa

Su patria y su tiempo
como mi patria y mi tiempo nacieron muertos.
No piensen en el regreso,
allá nada queda por hacer,
todos sus afanes,
todas sus fatigas
serán infortunadas.

Tomamos café
mientras las ninfas caminan por calles angostas
y miramos el humo de sus cigarros,
mientras se despiden agitando sus pañuelos;
y yo les digo que habrá un tiempo para destruir,
y que habrá un tiempo para crear de nuevo,
y que incluso habrá un tiempo para tomar el té
mientras damo vuelta al timón y miramos a barlovento.
Porque después de todo,
después de las tazas,
después del café y las galletas,
después de encuentros y desencuentros,
habrá valido la pena contarlo todo,

habrá valido la pena hablar de los muertos,
de la sangre, de la lucha
que construyó ese país que no encontramos,
que no hemos visto germinar,
que acaso florecerá hoy o quizá nunca.


Pero siempre hay tiempo,
siempre habrá tiempo
para conocer las voces
que caen atravesadas por un alfiler
mientras nosotros
nos retorcemos clavados en los muros.
Pero siempre hay tiempo,
siempre habrá tiempo
para hablar de la voluntad de Febo,
para hablar de ese país
y las viejas calles de ciudades muertas,
para hablar y hablar y hablar
mientras nos toca a nosotros,
mientras llega nuestro turno.

Tomamos café
y hablamos de la inutilidad de hablar,
de quedarnos quietos;
porque después de todo
habría sido mejor iniciar este asunto
con una sonrisa amarga
y haber dicho:

Yo soy Quetzalcóatl,
de los dioses y de los hombres lo vi todo,
yo anduve entre los muertos,
y hoy regreso del Hades
para contarlo todo, para decirlo todo,
para revelarles el ayer,
yo les diré en qué nos equivocamos ayer,
yo les diré por qué vivimos enteramente en el ayer,
por qué vivimos de pensamientos,
de dogmas, de errores del ayer,
por qué es el pasado y no el presente
lo que hoy nos condena.
Nuestra imagen actual, 1942 - Siqueiros


Iván Cruz Osorio

De: Contracanto, Ed. Malpaís, México 2010


leteo de iván cruz osorio
las afinidades electivas méxico: iván cruz osorio
albalpha: iván cruz osorio
whiteley studio
all-art:siqueiros

sábado, 24 de julio de 2010

Corifeo / Vengo de gritar tu nombre

Untitled - Ruth Smucker
Vengo de gritar tu nombre,
de clamar a la vastedad de la noche
una palabra inofensiva
que sonó como el nombre de una patria.
Vengo de gritar
que Malintzin ha muerto
y que su corazón quedó torcido
como el alma de sus hijos,
que Cortés llora la ausencia
mientras ordena
las cargas sobre las muchedumbres,
y los pueblos se dispersan
como archipiélagos marcados con tiza.

Vengo de gritar tu nombre,
pero eso no importa,
la noche es blanca en los Andes,
y estoy solo,
y necesito una mujer
que no diga
que no es tiempo para el amor,
que amar en estos tiempos
es lo mismo que flotar como un cadáver
frente a las playas;
por eso grito tu nombre
y traigo estas viejas piedras
desgajadas del Chimborazo y el Aconcagua,
la arena sedienta del desierto de Sonora,
y este buchito de agua del lago Titicaca
para que sonrías
y pronuncies mi nombre,
que no recuerdo,
que me fue arrebatado,
y que quiero escuchar de tus labios.

La noche es blanca en los Andes.
Yo vi los triunfos en Cochabamba,
en Junín,
en Guanajuato.
Ví a Hidalgo y a San Martín
admirarse cuando Quetzalcóatl
sangró su miembro
sobre los huesos polvosos
de Lautaro y Cuauhtémoc
para tornarlos al mar de la vida
como hombres nuevos
y hacerlos pelear
por el país que pendía bocabajo
como un ahorcado.

Vengo de gritar tu nombre,
de enseñar ola tras ola
el mar de mi desesperación.
Vean mi sombrero, vean mi reloj,
yo pude ser Margaret Thatcher
y ganar una guerra más grande que ésta,
y hablar de países lejanos,
y poner mi bandera en islas
donde me cabe un solo pie.

Yo pude ser Pancho Villa
o Ernesto Guevara o Sandino,
y agitar en el aire nuevas banderas,
y llevar en la garganta
como un solo canto
a nuestros pueblos,
pero las banderas se han vuelto trapos
flotando sobre los paredones,
y yo sólo soy un montañés
que no pudo ser un vagabundo de los puertos,
que no conoció los bares flotantes
de Rotterdam ni de Marsella,
y en cambio miró a Mar del Plata,
a Cartagena,
a Veracruz,
a Valparaíso,
y pudo sentir el rumor de todos los mares,
y los labios salados
de todas las mujeres de las costas.

Vengo de gritar tu nombre,
de ver a los marinos que tienden las velas,
y confían a los mares su destino.
Los heraldos han dicho
que la pampa está en llamas,
que arde el sitio en Cuautla,
que Morelos agita
el doliente de Hidalgo,
que el Pacífico y el Atlántico
revientan en los cascos de los barcos,
que una mujer pasea sus lamentos
en las calles angostas

No vendrá nadie
a contar tu ceniza,
nadie gritará tu muerte,
invocarás su nombre,
pero ella no vendrá,
nadie te espera,
nadie te ha buscado nunca.

La noche es blanca en los Andes.
A diario cantamos un epitafio,
una historia más de desamor,
no un viñedo mendocino
abriéndose paso hacia la cordillera,
no el desierto boliviano buscando la salida al mar.

Vengo de gritar tu nombre,
pero eso no importa,
siento que he gritado todo el amor
y toda la desolación de nuestros padres,
sin dejar de estar solo,
sin dejar de tener miedo,
como un marinero a la deriva
que sólo espera el grito de las sirenas.


Iván Cruz Osorio

De: Contracanto, Ed. Malpaís, 2010 México
Suprematism figure, 1928 - 32 - Malevich


leteo de iván cruz osorio
los poetas del 5 no.17: iván cruz osorio
las afinidades electivas méxico: iván cruz osorio
albalpha: iván cruz osorio
goshen: ruth smucker
ciudad de la pintura: malevich
moma: malevich

Manuela Sáenz / Si me besaras esta noche

Half lenght figure, 1928-32 - Malevich

Si me besaras esta noche,

yo recorrería todas las barcazas de La Guaira

para contar viejas historias de muertos,

para decir con palabras dulces

todo nuestro desamparo,

para derrocar un imperio

y hacer una revolución

con mi dolor desnudo;

para cantar una cueca triste

de tus hazañas

a los ojos oscuros

de todos los navegantes

para que ellos

la lleven por el mundo.

Si me besas esta noche

no caería este inmenso vacío sobre mi alma,

y algo de lo que hemos perdido

quedaría intacto entre mis manos.

Porque ya no puedo reconstruir tus gestos,

tus palabras,

porque todo se ha vuelto el áspero sabor

de la demora.

Sólo tengo el pesimismo,

las ventanas sin sol,

y el temblor

de los que dejamos nuestra vejez

al olvido de la patria.

Si me besaras esta noche

entonces mi corazón seguiría despierto.


Iván Cruz Osorio

De: Contracanto, Ed. Malpaís, México 2010


leteo de iván cruz osorio

los poetas del 5 no.17 / poesía: iván cruz osorio

albalpha: iván cruz osorio

ciudad de la pintura: malevich

state russian museum: malevich

Canzone di Nausicaa /Enrico Pieranunzi ed Enrico Rava

Corifeo / Ahora entiendes que el destino te ha vencido

Morning in the village after snowstorm, 1912 - Malevich

Ahora entiendes que el destino te ha vencido,

que has recorrido a ciegas

el cuerpo de esa mujer

sin comprender el hedor de la soledad.

Has dicho que serán pocas las noches

en que se podrá remediar la vida,

pero hace mucho que las palabras

se revuelcan con la desesperanza,

y no quisieras ser lo que eres,

porque has vivido como un fantasma

que ha esperado en vano las llaves de la noche.


Sin darte cuenta ella está a tu lado,

sin darte cuenta ella te observa,

y ha desentrañado cada uno de tus gestos,

ahora eres parte de ella

y no entiendes su sonrisa

ni el don de su mirada,

pero sabes que no podrás dejarla,

que conviene

decir que sobra tiempo

para pasar con ella por el mundo.


Ahora ella ha empezado a amarte,

y ha construido un templo

para adorar tus miedos,

pero tú estás muy lejos de probar

que has aprendido algo,

que de alguna forma has crecido,

y aunque no quieres mentir,

sabes que la engañarás de nuevo.


Entiendes que todo está condenado a repetirse,

te das cuenta de que lo único que has hecho

es advertir lo que se avecina

sin ser capaz de evitarlo,

y quisieras detenerte,

quisieras dejar los grandes planes,

huir a un lugar apartado con ella,

decirle que no sabes leer la palma de la mano,

que no eres eso que ella imagina,

que sólo has sido un hombre curioso.


Pero ahora te das cuenta de que juntos

han recorrido los parques

y las terrazas

de todos los lugares

sólo para llegar a comprender

que dos personas extraviadas

habitan una patria perdida.



Iván Cruz Osorio

De: Contracanto, Ed. Malpaís, México 2010


leteo de iván cruz osorio
los poetas del 5 no.17/poesía: iván cruz osorio
albalpha: iván cruz osorio
guggenheim museum: malevich
dallas museum of art: malevich

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