Un rostro es tu rostro un desierto florecido. Las
cortadas flores se aman. Un rostro que se ama es
una flor en el desierto tal como el desierto es una
noche para las flores. Les vaciaron las cuencas ¿lo
sabías? les cercenaron los ojos. Las cercenadas flores
gimen y nuestros rostros muertos florecen en el
desierto porque un rostro es un rostro en la
brevedad de las cosas tal como las flores son un
desierto en la brevedad de la noche. Cuando son
flores la noche y es la noche el cegado amor que
nos ama.
Un desierto es entonces un desierto un sueño
florecido y tu rostro ciego y muerto sube
cubriéndose de rosales porque las flores nos aman y
son noches las flores de nuestro amor ciego
izándose sobre los cercenados cielos.
Y nos aman las flores, sí Zurita nos aman, y
cercenadas crecen desde tus ojos ciegos para
decirnos el amor que nunca nuestras patrias nos
dijeron, cuando por tu noche vaciada creció el cielo
y todo el cielo fue tu rostro lleno de flores
subiendo.
Porque las flores nos aman, Porque las cercenadas
flores nos aman. Porque las flores muertas, Zurita,
nos aman.
Raúl Zurita
De: INRI, 2003
Dentro de: Mi mejilla es el cielo estrellado. Antología, Selección: Jacobo Sefamí y Alejandro Tarrab, Ed. Aldus, 2004 México
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