Lo que pudimos hacer
y no hicimos,
y hoy machaca en la memoria
nuestra falta de atrevimiento...
La niña que, casada con un gañán,
hoy se arrepiente,
y su arrepentimiento nos arrastra también
a una debacle que tal vez no sospechamos en su real magnitud,
un desastre que de saberlo a ciencia cierta
no nos daría otra salida que el suicidio.
La rebeldía que nos pudo salvar, y no tuvimos.
La caricia que detuvimos en el bolsillo.
La frase que no se pronunció...
Y todo pesa, y llaga, y hace una eterna pudrición
de todo lo bueno de la vida,
de todo lo que buenamente podríamos estar gozando hoy.
Ramón Méndez Estrada
De:La edad dorada