domingo, 2 de septiembre de 2012

Los esclavos



Acorralados - Frank Frazetta (Portada de Vampirella 1970)
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Golo escribe, con lápiz, sobre papel crema: Si Golo es perverso, la perversidad es una virtud. En la balanza de las cosas, rara vez pesan la soltura y la sinceridad con las que reconoce la naturaleza de su alma.
 . . Golo pega fuerte, y sabe pegar en los sitios que duelen. Golo sabe someter y mandar.
 . . Golo piensa que a todos les gustaría mandar, y quienes lo niegan sólo tienen miedo, conciencia de la nulidad de todo ser y todo esfuerzo, o bien un deseo todavía mayor de obedecer, de desaparecer en la voluntad del otro.
 . . Los seres que son de su propiedad están siempre a la espera, necesitados de sus órdenes, sus furias y sus raras querencias. Pero Golo no los necesita. Más de una vez los ha matado, se ha deshecho de los cuerpos y ha continuado con su propia vida.
 . . Con Golo, todas las historias son ciertas, como lo son todos los relatos de dolores, suplicios, sujeciones, accesorios, aparatos.
 . . Golo no es el dios terrible que adoran sus esclavos, sino algo más elevado: diferente.
 . . Y Golo es sencillo: sabe que todos sus juegos son inútiles, una nueva fealdad en ese diseño que ha sido horrible desde siempre y está, como siempre, desprovisto de sentido.
 . . Luego rompe la hoja, la quema, orina en ella o se la da de comer a Mundo. Nunca ha de subestimarse la importancia de los gestos arbitrarios.

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...
 . . Golo hace una pausa. Mundo duerme sobre una alfombra sobre el piso. Sigue: Desorientado y parcialmente ocluida su memoria por medio del uso juicioso de ciertas sustancias -y tras los primeros forzamientos de Uwe, que lo dejaron exhausto-, Mundo creía estar, comenzando apenas su tratamiento cuando se lo dejó con Karinna. Y creía también que podría salvarse si tan sólo demostraba poseer una mayor estatura moral que sus captores: si no se rendía ante los amores de Karinna, si demostraba que los valores en los que decía creer y las virtudes que decía defender resistían, efectivamente, todos los intentos de perversión a los que sería sometido.
 . . Por supuesto, Mundo no resistió, y en el lapso de unos pocos días -ayudado tan sólo por pequeñas dosis adicionales de las sustancias a las que se le había sometido desde el comienzo, administradas en sus comidas o durante sus periodos de sueño, para que no pudiese atenazar la irrealidad de su predicamento- juraba ante Karinna que haría lo que ella ordenase, que aceptaría cuanto se le dijera, que lo abandonaría todo, etcétera. La auténtica vulgaridad estaba en lo sincero de su sometimiento y, sobre todo, en el asco, el desprecio por sí mismo que se percibía en cada una de sus palabras.
 . . En recuerdo de su caída, de cualquier modo más clara en su memoria que en la de cualquier otro, Mundo tiene una cadena tatuada alrededor de su talón izquierdo y otra verdadera, consistente en cuatro aros profundamente hincados en la carne, alrededor de su talón derecho.

47
...
 . . Hoy, luego de observar dos gotas de sangre seca en un eslabón de acero, Golo se promete reprender duramente a los encargados de la limpieza. Luego se sienta y toma una hoja en blanco.
 . . Desde la arrogancia que le permite su posición privilegiada, Golo se ha valido en numerosas ocasiones del esfuerzo de otros no sólo sin pagarlo, sino negando cualquier reconocimiento de su contribución (escribe Golo). En esto no se distingue de millones de personas, por igual encumbradas y miserables. Tampoco lo distinguen la inconstancia de sus gratitudes, la tenacidad de sus odios, la persistencia de sus vanidades, la noción de que el mundo podría existir sólo como complemento de su propia existencia; el aprecio de esta libertad soberana y estúpida.

101
...
...después de la muerte de Sílfide, el cuarto o quinto de sus "amantes despechados", ninguna violencia le ha parecido igual. Toda primera vez implica mil decepciones posteriores; el mismo ya no se engaña sobre su capacidad de aburrimiento, ni sobre el hecho de que la auténtica felicidad es siempre fugaz.
...
...no entendió la expresión en la cara de Mundo cuando el coche arrancó sin él, y esto le molesta: ¿habría algo, un rasgo de carácter, una posibilidad de aquel pobre idiota que Golo no hubiese llegado a conocer?
 . . -No -dice en voz alta-. No. No, por supuesto que no.
 . . Se siente inquieto. Pero, justamente por eso, no se resiste a pensar en una música sentimental, ligera y pretenciosa, como la que acompaña a las lecciones de vida y las revelaciones sentimentales en el cine o televisión.
 . . Rodeado por la música, sin decir nada más, y antes de que empiecen a aparecer en la pantalla los nombres de los actores, recuerda que su nueva esclava ya lo está esperando. Golo entra en la casa y cierra la puerta.


Albeto Chimal
De: Los Esclavos, Ed. Almadía, México 2009


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