lunes, 3 de enero de 2011

Bronwyn I


A la que renace de las aguas



                           
Acantilado, 1962 - Remedios Varo
Las huellas de tus dedos
                                 no se ven en la torre.

Pero yo leo sin descanso, en la soledad de la ermita junto
   al mar
los antiguos signos en donde tú estuviste hacia el año mil,
por los bosques, los pantanos, las ramas y las hojas, la arcilla
pisada.
                          
                             Dentro del corazón está la muerte
                             como una runa blanca de ceniza.

Acércate por el campo blanco o por el verde campo o por el
    campo negro, pero ven.

                               Detente ante la tumba
                               donde los dos estamos.


                                                                ***
                     
Este sonido triste que solloza
es mi espada románica que piensa.

Mi corazón oscuro la acompaña.

                       *
Yo soy un ser humano a pesar mío.

El espacio plateado de mi espíritu
penetra en el espacio gris del mundo.

¿Hasta cuándo?

                        *

Las hierbas son tan rubias como tú
lejos de la ceniza que me aleja
para siempre sin hierro.

La muerte es el pantano de las cruces,
Bronwyn.

                         *

Alucinante luz en que la luna
une la encina blanca desde el cieno
al cielo donde el hielo resplandece
azul en un silencio alucinado.

Bronwyn,
enciende la llanura con tu voz.

                         *

Que las orquestas ciegas del martirio
acaben con los bosques, y los fuegos
de este incendio final, sacramentario.

Bronwyn,
si no puedo ser tú, si no podemos
ser ángel,
¿por qué la niebla es gris sobre el mar gris?

                         *

Piedras como rodillas tibias,
hierbas como cabellos rubios,
cielos como brazos de cielos.

Nace el amanecer como lo negro.
En las miradas siempre vuela el nunca.

                          *

Las ruinas de las runas en la roca
hablan de que yo estuve en este mundo,
donde el mar y la tierra de las nieblas
se funden y confunden.

La vida era una ausencia inagotable,
un laberinto de serpientes grises,
un pantano de rosas tenebrosas.

                         *

La cruz de las hogueras se ha deshecho,
las ruinas de las joyas se estremecen.

Se acerca el cementerio con los ojos
inundados de lágrimas.



                         *

Toma mi oscuro anillo inmemorial.

Mi armadura deshecha se deshace
y de sus mallas muertas salen fuegos
azules, Bronwyn; puedo verlos, tiemblan.

Tiro el guante de hierro, soy tu siervo.
El mar que me acompaña por un mar
de sombra se deshace en el vacío.

Estoy cansado de estar muerto y ser.

                            *

Remolinos de cielos y de océanos
de incesantes distancias funerales.

El centro es lo lejano, y es allí
entre espirales grises y plateadas,
donde acaso la cruz es una cruz,
el cruce y el encuentro.

El centro es el lugar donde la imagen
habla desde su doble transparente.

                             *

Por el bosque del tiempo la noche del espacio,
el errar de mi busca, la boca de mi incendio.

En tus ojos, cayendo, un mar gris se levanta.

Lo espantoso es sencillo y está siempre muy cerca.

                              *
Camino árido,1962 - Remedios Varo

Bronwyn;
es un mar de ceniza, está subiendo.

Nuestras alas no existen por la noche.

La cabeza es de cera,
los ojos son espacio.

Te dejo entre los árboles del mundo
y este coro de gritos que persigna
mi estatura maldita.


                               *

Muerdo los sentimientos en el muérdago.
Mí espíritu está solo entre las hierbas.

Los demonios me buscan por los campos,
se disputan mi espada, mi armadura,
mis manos, mi cabeza, mis entrañas.

Mis hogueras de hierro se amontonan
y mis restos oscuros aún humean.

Me acaban de matar,
miro hacia donde vi tu aparición
hace mil años ya; pero la sangre
aún sale de mi boca.

                               *

Bajó el cielo a la tierra
y no era transparencia, era distancia.

Era un cristal de acero separando
lo unido.

Se perdieron las olas de los ojos
las flores de una cima donde un cuerpo
era sólo.

El cielo exterminó las claridades
humanas.
De su luz emanaba un absoluto
desasirse de todo lo tangible.

La pérdida nació como una piedra
negra.

                             *

Se acercan las doradas procesiones
que grabarán mi cuerpo en una losa.

Déjame contemplarte todavía,
mientras mis ojos cambian de función
convirtiéndose en música azulada.

Bronwyn, el horizonte es una casa:
(la imagen incendiada de una casa).

                             *

Nunca he tocado nada de lo que
tú eres.

Estás como una idea en un instante
puro.

Clara en tu firmamento de firmeza
blanca.

Desnuda Bronwyn, llámame, ya voy;
caigo.

                             *

Mi espada transparente te bendice
x galáctica en el lago, luz,
pradera de cristal inesperable:
Bronwyn inmaculada, incensario.

                             *

La tumba es de carbón azul, la tumba
es como un cuerpo sonrosado y vivo.

Hic jacet.

Una espada sin nombre está parada
ante la puerta blanca del invierno.

                              *

Mensajera del más allá, tú vienes
con forma de mujer, pero el abismo
se cierne junto a ti tan dulcemente.

Bronwyn,
constelaciones pálidas esperan
en medio de otros cielos con tu luz.

                               *

Bronwyn, mi corazón,
si nunca has existido eres posible
porque la realidad es muerte viva.

Bronwyn, mi corazón,
tócame con tu nada y con tu nunca.

                              *

No siendo esás aquí junto a mi centro
de hierros desatados,
de distancias dispersas como el humo.

No siendo eres tan mía como yo.
Más mía, pues tu luz sobre mi niebla
vive.

                              *

Es tu dorada luz, aire lejano
lo que viene a los verdes arrecifes.

Dame la mano, Bronwyn, alejémonos
del mar.

                              *

Tú vienes, Bronwyn, a llevarme lejos,
más allá de la niebla y la espiral
o de las negras olas del mar gris.

Rubia desamparada, tú te acercas
desnuda como el alma. Voy contigo
hacia la mansedumbre de la muerte.

Energía cósmica, 1956 - Remedios Varo

                               *

Bronwyn, qué soledad bajo las nubes
alejándose.

Tu figura establece una certeza
donde nada es verdad.

Bronwyn, qué claridad sobre los prados
húmedos.

                                 *

La tierra es de terror, pero yo busco
una flor de cristal inaccesible.

Dámela con tus ojos desde el lago
donde blanca apareces.

Cuerpo resucitado no abandones
esta mano de herida.

En occidente el mar también acaba.

                                *

¿Mi señor me envió junto a las olas?
¿Mi ruido y mi armadura son su don
necesario?

¿Había de morir junto a la puerta
del jardín de los árboles dorados?

¿Tengo que vivir muerto mientras sé
que el cielo es una red de piedra gris?

                              *

Era en una región llena de llanto,
llena de hierros verdes y azulados,
llena de rocas negras, y de blancas
llanuras dulcemente enmudecidas.

Las hierbas se mecían en los cielos
mientras las ramas suaves del horror
cargadas de ceniza adormecían
un alma demasiado estremeciéndose.

Era en una región llena de escombros.

                              *

Es mi espada del año mil que llora,
no yo.

Mi corazón es blanco y no se queja.



Juan Eduardo Cirlot

De:Bronwyn, Ed. Siruela, España 2001