miércoles, 9 de julio de 2008

Primeras noticias de Noela Duarte

El ojo que te ve
Maquillatge, 1998 - Antoni Tápies
Hoy ha salido del hotel más temprano que de costumbre. Eran las siete de la mañana y su cabeza ocupó el círculo de la mira telescópica con su melena corta. Llevaba gafas de sol, pero la reconocí. A estas alturas la reconocería aunque se disfrazara. Cuando se pasan tantas horas observando, cuando el mundo se reduce al círculo de una mira telescópica, uno acaba sabiendo muchas cosas de los demás. Yo sé que ella es nerviosa, que se rasca tras la oreja cuando no sabe qué hacer, que escupe al suelo los chicles que masca. También sé que sus piernas son largas y sus pechos pequeños y firmes. Porque no lleva sujetador. Eso también lo sé. He estudiado cada pliegue de su ropa. Conecto el walkman y escucho la guitarra salvaje de Jabberwocky. Esa canción me mata, pero también me ayuda a matar el tiempo mientras espero que ella regrese. La terraza parece un charco de agua. Es por el calor, que lo llena todo de espejismos. Ayer hubo mucho movimiento y la calle se cubrió de polvo y humo. Era como moverse dentro de una chimenea. Oías el silbido de las balas y las explosiones de los proyectiles, pero no veías más que resplandores entre la bruma. Hoy todo está limpio y calmo, y la música suena nítida en mis oídos. Es increíble cómo la tierra se desentiende de nosotros. Cuando la destrucción se detiene, el mundo se dedica de nuevo a lo suyo. No somos más que un paréntesis sangriento. Los pájaros vuelven a revolotear tontamente y los árboles se mecen bajo el viento. Pero los insectos continúan con sus tareas en medio de la matanza. Ayer estaba tirado en el suelo, al abrigo de un muro, y vi cómo una larga hilera de hormigas se adentraba en terreno abierto, indiferente a las carreras, a los gritos y a la lluvia de metralla. Para ellas debemos ser poco más que una tormenta. Y ni eso, porque la tormenta puede traer un diluvio que las ahogue. Nosotros sólo abrimos socavones en la tierra y, de vez en cuando, arrojamos al suelo algún despojo que se convierte de inmediato en alimento para ellas o en un nuevo obstáculo que deben salvar en su camino. Nuestra crueldad no tiene público en el universo, es una aberración privada.
Imagen de la tierra, 1999 - Antoni Tápies
No somos muy diferentes de esos leones que se ven en los reportajes sobre África. Se puede aprender mucho de ellos. Yo lo hago. Permanezco al acecho, como el león en la sabana. Soy una mancha más en el paisaje. Puedo permanecer horas inmóvil. Una piedra que ve. Como uno de esos hombres estatua que salen en las películas. También yo me maquillo el rostro. Lo tizno de negro, para que no destaque en las sombras. Busco un lugar desde el que pueda controlar una buena extensión de terreno y espero. Siempre estoy esperando. Hay que saber esperar, concentrarse en una sola cosa, vaciar el cerebro de toda curiosidad, de todo interés, y limitarse a mirar. Es duro llegar a ser una piedra. El tiempo de las emociones es antes y después de la espera, pero durante ella tengo el corazón muerto. Esa es mi ventaja. No se trata tan sólo de tener reflejos y buena puntería. Lo que te hace un buen cazador es aprender a desprenderte de ti mismo para poder leer en los gestos más pequeños de la pieza a batir. El peor enemigo es la duda. La curiosidad y la duda.


José Manuel Fajardo - José Ovejero - Antonio Sarabia
De: Primeras noticias de Noela Duarte, Ed. Belacqba/La otra orilla, 2008 España

El fragmento ha sido tomado del blog Los convidados de Antonio Sarabia en donde pueden leerse dos textos más del libro escrito a seis manos, a continuación se encuentra el enlace de la entrada:Los convidados: Primeras noticias de Noela Duarte

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